PEDRO REDONDO CASTRO -
“PERICO el BICICLETAS”
Por circunstancias de la vida ya
que su padre era Guardia Civil, nació en la localidad de Uleila del Campo (Almería)
el día 28-02-1926, aunque por las mismas circunstancias y por traslado de su
padre, se hizo vecino y amante orgulloso de Pulpi, su pueblo, donde ha residido
toda su vida y donde descansa para siempre.
No fue persona ilustre, aunque sí
ilustrada, fue persona querida y recordada, que no cabe duda que es
inmensamente mejor.
“Perico” que así lo conocía todo
el mundo, tenía un taller de bicicletas (de ahí su nombre) aunque también
reparaba motos y ruedas de coche; los
que lo conocieron en esa época, sin duda lo recordarán poniendo las ruedas
debajo de un artilugio metálico que se hizo, para poder despegar las cubiertas
de las llantas de los vehículos y si así no era posible, con un mazo enorme lo
conseguía.
Pero también lo recordarán por la
música, su guitarra era como su tercer brazo, sin duda su mayor pasión, después
de su familia y sus amigos.
Cuando era joven y enamoradizo,
se desplazaba con su bicicleta al Convoy, donde los días festivos, hacía con su
guitarra, que las mozas bailasen “parrandas y malagueñas”. Allí conoció a la que más tarde sería su
esposa Francisca, llamada de “la Guarda”, de la que se enamoró y con la que
compartió su vida, corta vida ya que falleció con 73 años.
Su vida musical fue muy activa,
fue uno de los componentes de la Cuadrilla de Pulpi, antiguamente era muy
requerida la actuación de dicha cuadrilla para fiestas diversas o reuniones de
amigos. En diferentes períodos tocó con
Tostado, guardia civil del pueblo que tocaba de maravilla su violín, así como
con Juan el ferroviario que tocaba la bandurria, también lo hizo con el Jurado
que creo tocaba el laúd y otros como el tío Cordobés de La Fuente, que cantaba.
Finalmente tocaba su guitarra junto a Andrés Miras y su acordeón en
celebraciones populares y fiestas de amigos.
Siempre que se le requería para
algo musical estaba dispuesto. Para Semana Santa se cuidaba de “salir a
recibir” a las Bandas de música que venían de fuera para el Paso Negro y las
acompañaba hasta la sede. Era un acompañante fiel y constante del trono del
Paso Negro y de San Juan, toda su
familia ha sido siempre muy fiel al Paso Negro;
Pedro también sentía mucho cariño por el Paso Morao, al que siempre ha
respetado.
Su taller de bicicletas estaba en
todo momento muy concurrido por los zagales del pueblo, que le pedían que les
inflara alguna rueda de sus bicicletas, casi siempre con la frase de: “Pedro, dame viento en la rueda”, o que les arreglase algún pinchazo diciéndole
que “luego te lo pagará mi padre” .
He estado en muchos funerales,
pero no recuerdo ninguno al que hayan asistido tantos niños como al funeral de
“Pedro el bicicletas”.
No puedo considerarme una persona
imparcial puesto que era mi padre, pero sí que me siento muy orgulloso de ser
su hijo, su recuerdo permanecerá en mi familia y creo que en el pueblo, muchísimas eran las personas que lo querían y
lo recuerdan cariñosamente, a todos les agradezco este hecho y les pido perdón
en su nombre si alguna vez les ofendió.
Pedro Redondo Castro. Octubre 1965. Con la cuadrilla.
Andrés, Francisca y Pedro bicicletas.
Emisora de radio. D. José, Juan Peregrin, Diego Puche, Pedro bicicletas, D. Francisco Cura.
Pedro el bicicletas. En la puerta del taller.
Pedro el cojo, Javier, Bigotes, Cristo del pan, Vegarada, Pancho, Pedro bicicletas y Juan Jerez.
Tanto la información como las fotos han sido rescatadas con la colaboración de Juan Antonio Redondo Haro (Hijo de Pedro el bicicletas)
Diego José Diaz Silverio.
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